jueves, 26 de marzo de 2015

Colecho o co-sleeping: durmiendo con tus hijos

Hasta hace bien poco nuestro “centro de sueño y descanso” era el de la foto: una cuna de colecho pegada a una cama de matrimonio pegada a su vez a una cama individual y flanqueada por las tan necesarias barras protectoras para que los peques no se caigan por la noches… y es que mi mujer desde siempre ha dormido con nuestros hijos.
Y digo mi mujer porque yo he salido de esa ecuación: ahora duermo sólo en el cuarto que se supone que debería ser de mi hija y he pasado años durmiendo en sofá del salón.
Sinceramente es la mejor decisión que pudimos tomar nunca.
Nuestra rutina actual es tal que así: mi mujer a eso de las 21:00 acuesta a nuestro bebé de 8 meses y 9,5 kg, que para entonces ya no puede con su alma. Yo me suelo quedar acompañando a mi hija mientras que termina de cenar y ve un poco la tele, a las 22:00 horas se viene a mi cama y se duerme mientras yo leo mi Kindle. A la media hora o así la suelo llevar con su madre ya completamente dormida y con suerte la consigo meter en la cama sin despertar a ninguno de los tres.
Si mi mujer es afortunada puede dormir más o menos del tirón hasta las 2:00 de la madrugada en la que el peque pide pecho, y de ahí hasta la siguiente toma en torno a la 5:30. A eso de las 6:30 normalmente el peque ya está despierto y me lo trae a mi cama para que lo cuide mientras que ella se ducha y la niña sigue durmiendo. Con un poco de suerte yo puedo seguir después durmiendo un poco con la pequeña mientras que ella desayuna con el bebé.
Ese es nuestro plan y nos va muy bien.
A veces evidentemente la cosa se complica porque hay toses, mocos, dolores de tripa y todas esas cosas que convierten las noches en pesadillas… pero bueno, digamos que eso son las excepciones.
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Lo que no existen en mi casa son los llantos nocturnos, algo que escuchando a los peques de mis vecinos al parecer suele ser bastante frecuente. Ellos son también cuatro en la familia y siguen el “modelo convencional”, los padres duermen juntos y los niños en sus cuartos. Es lo que te suelen recomendar los pediatras: a los seis meses el niño a su cuarto.
Para algunos padres ese momento es una liberación, un momento en el que se vuelven a reencontrar como pareja, con su cuarto y lecho de nuevo solo para ellos… pero para otros es el comienzo de una auténtica pesadilla, plagada de viajes al cuarto del pequeño para calmarle y que deje de llorar. Como a mis pobres vecinos, que por lo que escucho en mis innumerables horas de insomnio deben levantarse una media de unas tres veces por hijo cada noche… y cuando no se levantan es peor porque el sollozo se convierte pronto en llanto, el llanto en berrido y de ahí a la auténtica histeria nocturna.
Eso en mi casa no existe.
Si acaso a veces la pequeña se sobresalta por la noche, su madre la toca ligeramente y ella vuelve a dormir al instante. En la mayoría de los casos mi mujer ni se acuerda de estos micro-incidentes. Estos “episodios” duran menos de cinco segundos y luego todo vuelve a la normalidad.
El único llanto nocturno presente en nuestra casa es el que se filtra por las paredes desde la casa de los vecinos.
No es la panacea, sin duda mi mujer está deseando que el niño deje de mamar por la noche para que al menos un día a la semana la pueda sustituir yo y ella vuelva a probar lo que es “dormir del tirón”… Son gajes de ser padres, pero no entiendo como su situación podría ser mejor con los niños durmiendo en otro cuarto, salvo que tuviéramos unos de esos benditos que nunca abren la boca por la noche.
Como padre evidentemente tienes derecho a probar el modelo de crianza que mejor consideres… líbreme Dios de decirte cómo debes gestionar tu familia, yo sólo te puedo decir que a nosotros así nos va muy bien y que es la mejor decisión que pudimos tomar.
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Si me permitís estirar el argumento un poquito más y adentrarme en el terreno del razonamiento de Perogrullo, ¿a caso no es lo natural? Cuando éramos hombres de las cavernas yo supongo que todo el clan dormiría lo más junto posible los unos de los otros, aprovechando el calor generado por lo cuerpos y creando un círculo de protección donde los niños y bebés estarían en el lugar más protegido. Algo parecido a como se desplazan las manadas de elefantes o delfines, con los grandes machos en el exterior, las hembras en el interior y las crías en la parte más protegida.
Sinceramente no me imagino a unos padres peludos de esa época diciendo “este bebé está ya muy crecido vamos a trasladarlo al ala oeste de la caverna“.
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El bebé o el niño en la oscuridad de la noche es normal que se despierte y tenga miedo al encontrarse completamente solo, recurriendo al llanto para conseguir que sus padres vuelvan a su lado, una llamada que se intensifica si no hay respuesta. No olvidemos que el abandono en la naturaleza es sinónimo de muerte asegurada.
Por eso son las 4 de la madrugada y en el tiempo que he tardado en escribir esta entrada mis pequeños vecinos ya es la tercera vez que lloran desconsolados. Creo que ahora es la pequeña la que solloza y repite angustiada “mama mama mama”… y ahí escucho llegar a uno de los padres… y el llanto cesa al instante.
Esos padres mañana se tendrán que levantar a la hora de siempre, ir a trabajar conduciendo, tener reuniones, atender a clientes y hacer un montón de cosas delicadas privados de los beneficios de un sueño reparador.
Que alguien le explique eso a todos los que supongo que con todas su buena intención financian este tipo de campañas:
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Algunos expertos en la materia (siempre hay expertos en todas las materias) argumentan que el niño que duerme con sus padres es menos autónomo, más inseguro… por cada uno de esos expertos existe otro que opina exactamente lo opuesto, que el niño que duerme con sus padres es más seguro, más autónomo.
Yo como no soy un experto no tengo opinión al respecto, ni sé como son los hijos de los demás, lo único que puedo decir es que ayer estuve media hora de discusión en la calle con mi hija de tres años porque se quería volver a casa sola y me exigía que yo caminara en dirección contraria con el bebé (tú allí… yo a casa, sola).
Por esos y otros muchos detalles de momento no me parece en absoluto una niña insegura o con falta de autonomía, más bien lo contrario, y dicho sea lo cual tampoco me lo parecen los hijos de mis vecinos.
Evidentemente siempre hay una duda en el aire con esto del colecho: ¿y esto cuando termina? ¿cuando el niño será capaz de dormir solo? Mi opinión al respecto es que será algo que ocurra de manera natural y que todavía faltan bastantes años para que eso pase… yo no tengo ninguna prisa al respecto.
Llegado un momento a mis hijos les gustará tener su espacio, sus cosas, sus amigos, sus conversaciones y llegado un momento darán el paso de querer dormir solos. Antes o después buscarán su propia cueva y formarán su propio clan.
Así que si eres padre y tus noches y las de tus hijos son una auténtica pesadilla, sólo te recomiendo que amplíes tu visión y al menos investigues alternativas como el colecho en inglés “co-sleeping”.
Si en Japón es lo habitual alguna razón habrá.

FUENTE: http://www.fernandoplaza.com/2015/03/colecho-o-co-sleeping-durmiendo-con-tus-hijos.asp

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