viernes, 6 de marzo de 2015

Jugar, jugar, jugar sin parar!!

El verbo jugar sólo se conjuga con el verbo dejar. DEJAR JUGAR!


No caben otros verbos como dirigir o vigilar.

Jugar es el mayor placer de la infancia (y de la edad adulta). Si pensamos en nuestros placeres, en la mayoría de casos no nos gusta que nos vigilen mientras disfrutamos de ellos.¿por qué vigilar entonces a nuestros niños mientras juegan?

Convertimos el tiempo de los niños en un mero trámite hacía la edad adulta.

Si nos paramos a pensar en el día a día de nuestros hijos/as, (colegio, extraescolares, deberes...)apreciamos que no tienen ningún momento de tiempo libre,libre de adultos. El 100% de su día están bajo la atenta vigilancia de un mayor, ya sean sus profesores, monitores de extraescolares o sus padres. Con esto conseguimos que no corran riesgos, pero correr riesgos implica muchas cosas. Si todo el tiempo estamos a su sombra cual guardaespaldas no pueden descubrir cosas, ni amigos nuevos, ni hacer tonterias propias de su edad.

Se nos olvidó que nosotros crecimos y jugamos en la calle. Tuvimos la oportunidad de hacer tonterías con nuestros amigos, de correr riesgos, de ensuciarnos sin la atenta mirada de un adulto.
Crecimos a nuestro ritmo y en nuestro espacio .¿No se merecen ellos las mismas oportunidades?
Queremos proteger tanto a nuestros niños que acabamos asfixiándoles en nuestro mundo de tiempos y control.

¿Es esta la mejor manera de velar por ellos?

Ellos quieren libertad para ser y crecer, y nosotros la acotamos cada vez más.

Los niños ya no hacen guerras de agua en los parques porque la supervisión de los adultos jamás lo consentiría. Pero, tampoco nuestros supervisores lo hubieran consentido y todos lo hicimos...¿porqué? Porque teníamos libertad para hacerlo sin ellos...



Francesco Tonucci. "La ciudad de los niños y niñas de Huesca"

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